Capítulo 33. Soborno (2)
Mirando a los sirvientes en silencio, había una mujer, cuyo cabello hacía parecer que su cabeza era más grande que la del resto. Ella cuidadosamente esquivó el grupo de sirvientes, antes de sostener un cenicero para su rey, en el cual Ishakan efectivamente dejó caer la creciente ceniza de su cigarrillo.
"Genin", reconoció, "¿Dónde está Haban?"
"Está explorando la sala de conferencias". Ella respondió. "Me dijo que quería compensar lo sucedido en la pequeña escaramuza de anoche". Su tono era presuntuoso mientras le hablaba sin rodeos. Podría haber sonado como si ella estuviera defendiendo a Haban. Mientras Ishakan sacudió otra vez las cenizas, y luego lanzó otra bocanada de humo.
Anoche, la princesa Leah había visto un poco de la verdadera naturaleza de un Kurkan. Hubiera preferido que ella no lo hiciera... no necesitaba verlo.
Ciertamente, hubiera sido mejor que Haban consiguiera alejarla antes de que ocurrieran los hechos, pero Ishakan pensaba que quizás era algo que no podía evitarse en esas circunstancias.
"¿Qué puedo hacer entonces?" le preguntó, "Nací de esta manera, no podría ocultarlo por el resto de mi vida."
"Lo sé, pero..."
"Y tampoco soy de los que se asustan fácilmente", continuó, interrumpiéndola, antes de soltar una cariñosa sonrisa, "¿Sabes lo valiente que fue? En lugar de estar asustada y aterrada, está trabajando duro, preocupándose por lo de anoche."
Ishakan entonces soltó un suspiro, "No sé cómo usarla a nuestro favor en la negociación". Lo admitió al desechar el cigarrillo, colocándolo en el cenicero mientras se ponía la vestimenta. "Ella siempre fue igual, tan desprovista de miedo."
Sus rebeldes mechones marrones fueron entonces deslizados hacia atrás mientras lo peinaban, despejando cualquier obstáculo para revelar sus agudos ojos y su frente. El cuello de la prenda tenía un colorido bordado incrustado con hilos de oro. Los sirvientes ajustaron cuidadosamente los botones uno por uno para que no hubiera arrugas en la tela.
"Una vez que comiencen las negociaciones, creo que la parte más problemática será la princesa, puesto que ella es el núcleo de la familia real." Dijo preocupado.
"Pero la negociación es sólo una excusa, ¿Verdad?"
"Sí... pero..."
Ishakan volvió a agarrar un tabaco una vez más, y lo puso en su boca. Ella era una de las muchas razones por las que vino a Estia. Pero parecía que Leah se estaba convirtiendo más y más en la mayor prioridad. Ishakan suspiró expulsando humo, perdido en sus pensamientos.
"Pero sigue molestándome". Terminó su frase suavemente.
Genin a que se estaba refiriendo Ishakan con eso, pero podía entenderlo completamente. Genin parpadeó mientras hacía una pregunta.
"¿No estás aquí para devolverle su amabilidad? ¿Tienes algún interés en ella?" Finalmente preguntó, y en lugar de recibir una respuesta, Ishakan sólo sonrió, lo que le dio a Genin una idea clara de lo que estaba planeando.
"La estás convirtiendo en tu novia". Declaró, e Ishakan soltó unas carcajadas.
La idea era absurda.
"Piensas demasiado como un Kurkan. Debes tener en cuenta que ella es de Estia."
"¿Por qué debería importar eso?"
Ishakan deja escapar un suspiro. "No la consideres desde la perspectiva de un Kurkan."
Ante la declaración, el ceño de Genin se arrugó, y se mantuvo en silencio, antes volver hablar.
"Será un camino difícil." Ella se lo dijo en respuesta.
De hecho, era algo difícil de entender para Genin. Después de todo, se casó con su marido cuando la mantuvieron cautiva, algo normal para los Kurkan. Y para los Kurkan, no importaba que Leah ya estuviera prometida a Byun Gyongbaek.
Ishakan se tomó su tiempo para formular una respuesta mientras elegía los accesorios que llevaría para el día. Particularmente la que usaría en el cuello.
"Un paso a la vez", le dijo, "Y empecemos con el banquete de hoy". Genin asintió con la cabeza antes de mirar las joyas también.
"La de la derecha parece que te quedaría mejor." Ella ayudó, e Ishakan asintió con la cabeza.
Tomó el collar, el que tiene un rubí rojo intenso como pieza central. La puerta se abrió de golpe, cuando un sirviente Kurkan entró y se detuvo cerca de ellos.
"El Conde, ha llegado". El sirviente se lo dijo e Ishakan se enderezó.
La persona que han estado esperando finalmente había llegado. Ishakan recibió el espejo de mano que otro sirviente le entregó y se revisó la nuca.
"Déjalo entrar". Ordenó, y el sirviente obedeció rápidamente, saliendo de la habitación una vez más. La siguiente vez que la puerta se abrió, entró un hombre de mediana edad.
Su atuendo era adecuado para el banquete. En gran parte estaba modelado según el último estilo de Estia, sin duda destacaría entre la multitud, incluso entre los Kurkans.
Tenía un aura de confianza a su alrededor mientras se paraba erguido. Pero a pesar de su bravuconería, no podía ocultar el sudor frío que comenzaba a formarse en sus sienes. Sus ojos se movieron por la habitación, antes de detenerse en Ishakan, encontrándose con sus ojos dorados. Tragó brevemente y se quedó quieto.
"Creo que este es nuestro primer encuentro." Ishakan comenzó y el hombre dio un conciso asentimiento.
"Sí, es un placer conocer finalmente al Rey de los Kurkans." El hombre respondió. Ishakan le sonrió a pesar del saludo tardío.
"Por favor, no te pongas nervioso", dijo, "No muerdo."
El hombre sólo soltó una ligera risa antes de que el silencio reinara una vez más. No sabía de qué otra manera responder a la ligera burla.
"De hecho, los Kurkans no comen humanos". Genin añadió con una sonrisa genuina, y aunque lo había hecho para tranquilizar al hombre, aún no lo estaba. Genin retrocedió cuando Ishakan se adelantó para finalmente estrechar la mano del hombre, antes de hacer un gesto a la silla cercana.
"Por favor, siéntese", ofrece Ishakan, "Tenemos mucho que discutir". Añadió, pero el hombre no se movió, y seguía parado firmemente.
"No diré nada que pueda perjudicar a Estia." Él aclaró.
'Ya veo que no se le puede engañar fácilmente'. Ishakan pensó. '¿Es por esto que Leah lo mantiene cerca? Tiene un buen criterio para la gente, lo admito'. Reflexionó para sí mismo antes de soltar una ligera risa.
"Y no será necesario", aseguró. "Porque no es por eso que estás aquí". Hizo una señal a sus sirvientes, y uno de ellos se movió para sacar una caja que estaba colocada en la esquina, antes de acercarla a los dos hombres, presentándola entre ellos.
El hombre no quería saber nada con respecto al contenido de la caja, pero cuando el sirviente la abrió, sus ojos se agrandaron cuando vio lo que había dentro. Observando su reacción, Ishakan se acercó a su lado, susurrando junto a su oído...
"Todo lo que quiero", comenzó a decir, "Es acercarme a ti", Ishakan se alejó mientras el hombre lo miraba con cautela, "Conde Valtein."