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viernes, 24 de septiembre de 2021

Matrimonio Depredador - Capítulo 62

Capítulo 62. Piérdete


Cerdina parpadeó. Luego, separó lentamente sus labios y los cerró de nuevo.

Sin palabras, sus ojos se movieron con irritación.

La situación en el almuerzo se había convertido en un completo desastre. Leah observaba la escena que se desarrollaba con la mirada perdida, parecía que su mente estaba demasiado impactada para procesar la catástrofe que había estallado en el momento en que Cerdina había provocado a Ishakan y le había arrancado su último hilo de paciencia.

Con toda honestidad, era un hecho previsible. Desde el momento en que Cerdina había robado el vestido de Leah, había agitado las aguas. La flagrante falta de respeto y el engaño, simplemente fueron el fósforo que había encendido la bomba de tiempo.

No importaba lo desesperada que estuviera Leah, sus intentos de enmendar la situación era inútil. El eventual enfrentamiento se produciría entre las dos partes, independientemente de los esfuerzos que hiciera para retrasar el futuro. Sus suplicantes intentos de pacificar al Rey de los Kurkans, sólo sirvieron para ganar tiempo. Al final, la explosión todavía ocurriría inevitablemente.

Gotas de rojo carmesí goteaban de los bordes de la copa de cristal. Ishakan bajó lentamente su copa, y una sonrisa despectiva se extendió por sus labios. Sus ojos miraban con odio a Cerdina, y su significado estaba claro. Piérdete.

Al encontrarse con los ojos de Ishakan, Cerdina se puso rígida. El hombre que estaba delante de ella tenía un aura aterradoramente poderosa, y ella tartamudeaba en su presencia.

Mirando su lamentable estado, Ishakan soltó palabras de sarcasmo.

"Ese vestido, pensé que no te quedaba bien."

Su declaración fue un claro insulto, con nada más que desprecio retratado en su tono. Todo lo que Cerdina pudo hacer fue bajar la cabeza y levantar las comisuras de su boca. Sus labios de color rojo profundo estaban curvados en un arco mientras proyectaba la más elegante y hermosa sonrisa, que trataba de ocultar sus anteriores acciones atrevidas. Su sonrisa era bastante extraña, sobre todo en su situación actual.

Cerdina levantó su mano en un gesto elegante, y señaló a una sirvienta. Entonces, se levantó de su asiento y le habló refinadamente a Ishakan.

"Me iré un momento a cambiarme de ropa."

Con el apoyo de las sirvientas que acudieron a toda prisa a ayudar a su señora, Cerdina se marchó del almuerzo, sin vacilar en su paso. El rey, que se había quedado solo tras ser abandonado repentinamente por su esposa, tenía una expresión de nerviosismo.

Sus ojos se posaron en todas partes, excepto en Ishakan. El cobarde rey estaba tan tenso que no podía ni siquiera culpar a Ishakan que había sido tan abiertamente grosero con sus acciones. El rey de Estia, se comportaba exactamente como un cachorro, que había perdido a su ama.

De hecho, no se merecía el título: Rey de Estia. La poca dignidad que le quedaba para mantenerse erguido, incluso eso, estaba ahora arruinada. Un líder como él, sólo podía llevar a su país a un destino; la ruina.

Los ojos de Leah se posaron en el rey. Sentía el peso de su familia sobre sus hombros, más pesado que una piedra. Su corazón se hizo un nudo, constreñido por la frustración del desastre con el que tenía que lidiar. Un suspiro afligido salió de sus labios.

'¿Qué tan tonto eres? Esta negociación decide el destino del país, pero... en vez de ayudar... no puedo creer que lo estés arruinando...'

Aunque el Rey de Estia suplicara perdón y se arrodillara ante el Rey de los Kurkans, no sería suficiente. La misericordia resultaba demasiado indulgente, y además, el orgullo de la familia real de Estia supondría un obstáculo en su camino.

Leah se sentía como si hubiera sido arrojada a una zona de guerra. En ambos lados, una brutal matanza estaba en curso, y no importaba cuán desesperada estaba por detener la locura, sus gritos sólo llegaban a oídos sordos. Ni siquiera el eco de su voz regresaba, incluso cuando su garganta se quedaba ronca y sangró.

Envuelta en la miseria, Leah se levantó lentamente de su asiento. Consideraba que no había ninguna razón para quedarse en el almuerzo. Todo se había arruinado, y por eso, era mejor para ella irse que estar perdiendo el tiempo sin sentido en este almuerzo.

Cuando Leah estaba a punto de moverse, una sombra se cernió sobre ella.

"Princesa."

El hombre al que se le había faltado continuamente el respeto, extendió su mano hacia Leah. Lentamente, ella lo miró. Sus ojos recorrieron su gran cuerpo, hasta que llegaron a sus ojos, y luego a su mano. El tamaño de su mano duplicaba la de ella.

Dudando, ella levantó su brazo, con la intención de colocar sus dedos en la gran palma de su mano. Sin embargo, hizo una pausa. No estaba segura del futuro al que podría conducir si lo hacía, y por lo tanto, no podía aceptarlo fácilmente.

Viéndola insegura, Ishakan no la presionó. Sólo la observó con calma, esperando pacientemente a que Leah hiciera algo. Ella tenía su mente nublada, y sus emociones en conflicto.

En momentos como éste, Ishakan actuaba extrañamente paciente. No actuaba con su fuerza imprudentemente para conseguir lo que deseaba. Un lado que sólo le mostraba a Leah; cuidado y paciencia.

Sintiendo que estar con Ishakan era mejor que quedarse en este lugar, extendió la mano para agarrarlo, cuando de repente una voz severa interrumpió.

"Siéntate". Blain habló fríamente. "¿Adónde vas? El almuerzo aún no ha terminado."