Capítulo 23. El Príncipe Heredero De Estia (2)
Sin duda, era un hombre guapo, con cabello plateado y profundos ojos azules que reflejaban los mismos rasgos de Leah. Sin embargo, su belleza era solo una máscara, ya que su interior era más horrible de lo que uno podría imaginar.
Frío y de mal genio, el príncipe heredero de Estia era temido por muchos. A decir verdad, Leah se horrorizaba cuando él la miraba. Justo como en este momento.
Sus ojos penetrantes la recorrieron. Después de examinar la caja que Leah estaba sosteniendo, miró lentamente a Ishakan. Mientras observaba la situación, Ishakan saludó amablemente a Blain sin ningún indicio de vergüenza.
"¡Buenos días, Su Alteza!"
Solo entonces Blain lo reconoció. Su saludo fue aburrido e irónico. Poco después, la atmósfera quedó en silencio.
Un aura extraña los rodeaba. El sonido del agua que fluía de la fuente reverberaba en medio del silencio. Después del silencio amortiguado, Blain finalmente abrió la boca.
"No sabía que el Rey de los Kurkan estaría aquí."
Ishakan respondió, "¿Este es un lugar en el que tengo prohibido entrar?"
"Bueno, no sé cómo son las costumbres de los Kurkan." Blain apretó los dientes y dijo, "Pero aquí en Estia, no es bueno ver a una mujer soltera a solas con un hombre."
Volvió a mirar a Leah mientras de su boca salían palabras maliciosas, que sonaban como dagas dirigidas a ella.
"Hermana."
Leah se mordió los labios cuando la llamó 'hermana'. Aunque Blain era su hermanastro, nunca la ha tratado con respeto. En cambio, Leah fue educada severamente para que respetara al príncipe heredero, Blain.
Solía llamarla por su nombre o hermana cuando le apetecía. Parecía que él se dirigía formalmente a ella porque el rey de los kurkanos estaba cerca. Después de todo, no era bueno que se enterara del desastre que era la familia real.
"He venido a decirte algo. Vayamos a un lugar silencioso."
Lo dijo en un tono de ira reprimida. Ya había lidiado con esta situación antes, y sabía muy bien cómo la ira de Blain se intensificaría si se resistía.
Por lo tanto, Lea respondió sumisamente, "Sí, Su Alteza."
Luego, Blain la agarró por la muñeca derecha y la arrastró bruscamente a su lado. Su pie tropezó con los bordes irregulares de las losas de piedras, y su cuerpo se tambaleó, pero a Blain no le importó.
Mientras era arrastrada, Leah miró a Ishakan. Él soportó el terrible dolor y pudo mirarlo con un rostro sereno.
Sus ojos se encontraron. Los ojos de Ishakan nunca abandonaron la figura de Leah. Estaba disgustado y listo para estrangular al hombre hasta la muerte. Sin embargo, Blain era el próximo gobernante de Estia, y una disputa con él podría complicar las cosas. Peor aún, causar semejante conmoción probablemente afectaría a la princesa.
Sin embargo, no podía quedarse de brazos cruzados. Él sólo movió sus labios como si estuviera diciendo, '¿Necesitas ayuda?'
Esperaba una respuesta. Pero para su decepción, Leah bajó los ojos indicando su negativa.
'Esto es lo mejor', ella pensó.
Ella no quería ser arrastrada por Blain. En el fondo, estaba desesperada por su ayuda. Pero desde hace tiempo comprendió que seguir a su corazón es ingenuo.
Ese hombre es el rey de los Kurkan que vino a devorar Estia. Debe haber preparado de antemano todos sus planes políticos. A pesar de que su intención no estaba clara por el momento, era mejor no involucrarse con él.
Leah descartó sus pensamientos, e incrédula sacudió la cabeza. Sintió la persistente mirada de Ishakan, pero la ignoró y permitió ciegamente que Blain la arrastrara.
Tan pronto como llegaron a un rincón del jardín, lejos de la vista de Ishakan, él la empujó bruscamente contra un árbol. Su vestido corto fue raspado y desgarrado por las ramas.
Brutalmente, Blain tiró de su cabello, destrozando su hermosa melena rizada. Lo hizo tan fuerte que su cabeza se inclinó hacia atrás.
"¿Que estabas haciendo?"
Ella temía que su cuello se rompiera en cualquier momento. Estaba abrumada por el dolor, las palabras de Blain sonaron vagas para sus oídos.
Sacudiéndola, Blain le preguntó de nuevo.
"¡Te pregunté! ¿Qué estabas haciendo con ese hombre?" Sus ojos azules brillaban con locura.
Como si no fuera suficiente con maltratarla, hizo algo mucho más horrible.
La repugnancia cruzó los ojos de Leah tan pronto como sintió que él la manoseaba. Le tocó obscenamente los hombros, el pecho y la cintura... e incluso intentó levantar el dobladillo de su falda.
Apenas reunió fuerzas para abofetear a Blain. Aunque su fuerza fuera inferior a la de él, no podía dejar que esa conducta repulsiva continuara.
Blain soltó su cabello y luego la arrojó con fuerza. A una distancia considerable de él, Leah frunció el ceño a Blain, quien parecía poseído por el demonio.
"No menees tus caderas frente a los Kurkan." Erguido sobre Leah, le advirtió fríamente.
"¿Lo entiendes, hermana?"