Capítulo 1. Estoy A Punto De Ser Removida Del Puesto De Emperatriz
"Aceptaré el divorcio."
¿Soy la única que tenía una leve sonrisa en los labios cuando dije esas palabras?
Sovieshu me miró con una expresión medio aliviada, medio arrepentida. ¿Fue una farsa, o fue sincera?
Hasta ahora había sido una buena compañera y una emperatriz perfecta. Nunca habíamos peleado, es decir, hasta que él la trajo. Me hizo a un lado por su amante, pero hasta el último momento querría ser un buen hombre y un buen emperador.
Luego estaba mi familia y la gran iglesia que había aprobado nuestro matrimonio, quienes insistieron en que no renunciara a la posición de emperatriz. Ciertamente a él le disgustaría la idea de pasar por un tedioso juicio de divorcio contra estos dos grupos.
Él era esa clase de hombre, y esa clase de emperador.
"¡Su Majestad! ¡Esto no puede ser!"
El Marqués Farang gritó e intentó correr hacia mí, pero fue atrapado por los guardias del Emperador y se le impidió dar un paso más...
Marqués Farang, Condesa Eliza y Sir Artina, mis defensores. Estoy agradecida con todos ustedes.
"Emperatriz Navier. ¿Realmente está de acuerdo con este documento de divorcio sin ninguna objeción?"
El ministro de la corte tenía una voz ligeramente enojada. Quería que luchara y desafiara la razón del divorcio.
Si bien las probabilidades de ganar el juicio eran nulas, causaría un escándalo para el Emperador y su concubina cuando el pueblo supiera la noticia. Eso era lo que el ministro, mi familia y mis amigos querían.
Negué con la cabeza. Un juicio de divorcio podría dañar la reputación de Sovieshu, pero mi nombre también podría quedar manchado. No es que tuviera un problema moral, pero no podría aprovechar la situación si se complicara demasiado.
"Acepto el divorcio."
El ministro cerró los ojos gravemente cuando los murmullos estallaron en la habitación.
"Y pido permiso para volver a casarme."
En el momento en que terminé de hablar, el estado de ánimo cambió completamente. El aire se calmó en un silencio estremecedor y los ojos del ministro se abrieron de par en par. Todos se miraron entre sí, dudosos de lo que escucharon.
Sovieshu me miró confundido, con el ceño fruncido. El ministro estaba aturdido.
"Emperatriz Navier... ¿se volverá a casar?"
En lugar de responder, estiré mi mano y señalé un lugar. Como si fuera una señal, un hombre que llevaba un velo bordado que ocultaba su rostro estalló en una risa agradable.
"¿Subo ahora?"
El silencio se rompió por el murmullo de la multitud otra vez. El hombre caminó a través de la corte y se paró a mi lado. Cuando se quitó el velo, Sovieshu se levantó de un salto.
"¡Navier! Ese hombre-"
"Es con quien me casaré."
Los ojos del ministro parecían vacíos. Sonreí y giré hacia el hombre a mi lado. Me miró como si dijera, "Esperabas esta reacción, ¿no?"
De alguna manera tuve una sensación agradable.
Aunque no era una venganza lo que deseaba.
Ossis III, el emperador anterior, me vio como la pareja ideal para el Príncipe Heredero, y desde muy temprana edad fui educada por la Emperatriz sobre la etiqueta y el funcionamiento de la corte imperial. Afortunadamente, el Príncipe Heredero Sovieshu y yo nos llevamos bien, siendo buenos amigos.
La cara de la dama palideció como si estuviera aterrorizada al dejar que las palabras salieran de su boca.
"¿El Emperador?"
"Después de bañarla, la vestí con ropa de alguien de tamaño similar, y cuando Su Majestad la vio parecía preocupado. '¿Cómo te has hecho daño? ¿Por qué estás tan delgada? Te ves pálida...'
"Eso suena razonable."
Ante mi comentario las damas intercambiaron miradas incómodas entre sí.
"No has estado en la edad adulta mucho tiempo y puede que no hayas experimentado una relación romántica, pero..."
"Hay un cierto matiz y atmósfera, Su Majestad."
"Estamos de tu lado, aunque sea difícil oír hablar de esto."
"Y si resulta ser nada, entonces estará bien."
Entre las damas de compañía, la única de mi edad era Laura, siendo el resto mayores que yo. Su sabiduría era más rica que la mía en lo que respecta a los asuntos humanos.
"Ya veo..."
Murmuré en mi vergüenza. Incluso si lo que las damas dijeron era cierto y el Emperador estaba interesado en la mujer que salvó, ¿qué debería hacer? ¿Debería ir a la habitación del Emperador y preguntarle si está interesado en su cautiva, o echarla, o hacer que trabaje en el palacio imperial? No sabía cómo reaccionar.
La Condesa Eliza se acercó prudentemente.
"¿Qué tal si pruebas tu suerte y dices que escuchaste que encontró a una mujer herida?"
Todos estuvieron de acuerdo y dijeron que debería preguntar de pasada.
"Tal vez podrías decir que lo escuchaste de una de las sirvientas del palacio..."
"Por si acaso."
Asentí y sonreí, rezando para que no fuera un gran problema.
"Lo haré. Gracias a todas. Su Majestad el Emperador es un hombre compasivo, así que debe haberla traído aquí por lástima."
Aunque Sovieshu no tenía todavía una concubina, comíamos y dormíamos por separado debido a nuestras ocupadas agendas y diferentes estilos de vida. Sin embargo, cenábamos dos veces a la semana, y eso iba a suceder mañana.
Sí. Sería demasiado entrometido por mi parte visitarlo hoy y preguntar por la mujer del terreno de caza. Esperaré un día. No he olvidado lo que mi madre me dijo antes de casarme.
"No interfieras con Sovieshu incluso si toma una concubina posteriormente."
"¿Está realmente bien?"
"Mira la historia. ¿Hubo emperadores sin concubinas? Incluso Ossis II, que es conocido como un gran líder militar, tuvo veinte. No malgastes tu ira en ello."
"…"
"Navier. Todo lo que tienes que ser para Sovieshu es joven y hermosa... además de saludable. ¿Entiendes mis palabras? Puedes encontrar a un hombre así y convertirlo en tu amante."
Un plebeyo abriría los ojos ante este tipo de drama, pero esto era natural en la sociedad noble donde los matrimonios políticos eran la norma.
Por supuesto, el derecho de herencia iría a los hijos de la pareja casada, pero los problemas surgían cuando un cónyuge estaba enamorado de su pareja y no podía tolerar otros amantes. Los conflictos políticos ocurrían de esa manera. Esto debe haber sido parte de la preocupación de mi madre. Así que, por consejo suyo, no iría a ver a Sovieshu hoy. En cambio, le preguntaría mañana por la noche.
Y aunque tomara a la mujer como su concubina... debería fingir ignorarlo.
"…"
No estaba enamorada de él. Sabía que otras personas vivían como yo.
No obstante, cuando pensé en mi marido tomando a otra mujer como su amante, había un sentimiento de soledad en el rincón de mi corazón. Extraño.
Levanté mi mano y la puse en mi pecho. Mi corazón no latía ni despacio ni rápido.
Durante el almuerzo, las damas de compañía se quejaron durante toda la comida.
"He oído que esa sucia vagabunda es una esclava fugitiva. Debe haberse metido en el terreno de caza mientras huía."
"El terreno de caza está conectado a la propiedad del Vizconde Roteschu, así que debe haber escapado de allí."
"Si ella es una esclava fugitiva, debería ser enviada de regreso inmediatamente. No puedo creer que el Emperador le haya tenido compasión y nos hiciera atenderla."
Antes de la hora de la cena, las damas me vistieron más metódicamente que de costumbre. Me vistieron con un vestido brillante y me pusieron joyas de plata y unos sencillos pendientes de perlas, llenándome de elogios en todo momento. Siempre se preocupaban por mí, pero hoy se mostraron especialmente firmes.
"No importa cuán hermosa sea la esclava, tú eres nuestra Emperatriz."
"El Emperador tendrá que lavarse los ojos después de verte."
Sus esfuerzos se sintieron vacíos y pasaron por mis oídos. Si Sovieshu se iba a enamorar de mí por vestirme maravillosamente, ¿no debería haberlo hecho ya antes?
Todo lo que tenía en mi cabeza eran pensamientos inútiles. Sin embargo, aunque consideraba inútiles los esfuerzos de las sirvientas, me encomendé a ellas.
Después de terminar todos los preparativos, fui al palacio del este donde se hospedaba el Emperador, y me senté en una mesa de comedor demasiado grande para dos personas. Al principio solo hablamos de temas políticos recientes, como los preparativos para el Día de Año Nuevo. Esperé a que Sovieshu sacara a relucir la historia de la chica del terreno de caza, pero por mucho que esperé, no la mencionó.
Fue cuando estaba cortando su filete que finalmente lo mencioné.
"Escuché que encontraste una esclava fugitiva en el terreno de caza. ¿Es verdad?"
Hubo un chasquido cuando su cuchillo golpeó el plato, y sus manos se detuvieron. Levantó la vista y me miró fijamente por un momento.
"¿Quién te dijo eso?"
Su tono no era agradable. De hecho, parecía bastante tenso.
Viendo la arruga entre sus cejas, oculté deliberadamente la fuente de la historia.
"Todo el mundo está hablando de eso. Difícilmente no me daría cuenta."
"Deben haber sido tus damas de compañía."
"No importa quién me lo dijo. Repito, ¿es verdad?"
Sovieshu parecía notablemente incómodo cuando repetí mi pregunta.
"¿Su Majestad?"
"No me apresures."
"…"
"No sé lo que escuchaste, pero lo que pasó fue que encontré a una mujer que estaba muy herida y la ayudé."
La llamó mujer, no esclava fugitiva...
"Ya veo. Entonces, ¿dónde está ella ahora?"
"Emperatriz."
"...Por favor, dime."
"Tenemos dos comidas a la semana juntos. Tenemos tantas otras cosas de las que hablar, ¿no crees?"
La frialdad en su voz era clara para mí.
No te involucres en esto de ninguna manera.